Juego


Jugabas en la vereda de tu casa con esas bolitas de vidrio de muchos colores que a mí me fascinaban. Yo no entendía muy bien el juego (Tú más o menos) porque eran los varones quienes participaban de él y mis hermanos nunca quisieron enseñarme. Sin embargo, yo siempre fui observadora y al fin llegó el día. Fue en una siesta de verano, tú estabas solo y yo estaba sola. Tú querías ganar con tus canicas y me invitaste, con tan mala suerte para ti, que terminé triunfadora de la partida. Estallaste en un llanto interminable. Bueno, tenías dos años menos que yo y no podía consolarte. 
Al segundo, llegó tu madre con gesto adusto, empuñando una escoba, para mí en señal de guerra, te alzó en sus brazos y enfiló en mi dirección pidiéndome explicaciones. Fue tal el susto, que sólo atiné a salir corriendo como una liebre asustada, soltando las canicas ganadoras que apretaba en mi mano.
Hoy, mis nietos me piden que les cuente una y otra vez, el cuento de las bolitas multicolores del abuelo.

2015
2021 (mejorado y ampliado)




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Mi agradecimiento por tu conexión.

Alimento del alma

Alimento del alma
Del pintor italiano, Charles Edward Perugini (1839-1918)