La apretó muy cerca de él, como
el tango dulzón y nostálgico lo indicaba. En el pasional encuentro de sus
piernas y brazos, las palabras se esfumaron y la cadencia del dos por cuatro,
encendió la llama del percal arremolinado en una cama de Lugano. La radio de la
mañana sonaba y sonaba, alardeando noticias de toda índole. La botella rodando
en el suelo entablonado del pobre cuarto, lo trajo a la realidad. La noche
anterior se había llevado su último tango.
2012
2012
Me transportó a la escena, me hizo vivir sus emociones.
ResponderEliminarAbrazo
Es que el tango, es pasional, José. Gracias por estar aquí. Un abrazo.
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